lunes, 10 de diciembre de 2012

ANTECEDENTES








La difusión y la generalización de las relaciones capitalistas, y un considerable aumento en los grados de  interdependencia económica parecen ser los rasgos más notables de la globalización. Sin embargo, pese a la consolidación de relaciones productivas y mercantiles de tipo capitalista, la pregunta obligada es si existe un centro de poder que hegemonice esas relaciones. Las transformaciones producidas en los últimos doscientos años han significado cambios en la hegemonía, de tal manera que no es extraño que se asista a la declinación del poder económico de los Estados Unidos tal como sucedió con el imperio británico- y para fundamentarlo se deben considerar ciertas tendencias significativas.
Luego de la crisis petrolera de 1973 y la pérdida relativa de la fuerza del dólar como dinero mundial, Estados U nidos ha experimentado una tendencia al estancamiento de su economía, en la medida en que Europa y Japón han mostrado un desempeño notable en cuanto a producción rotal, productividad manufacturera y exportaciones; en cambio, Estados Unidos se encuentra prácticamente al nivel alcanzado desde su auge iniciado en 1950 y que se mantuvo durante tres décadas. 
En este sentido, la unipolaridad absoluta ejercida por los Estados Unidos en el nuevo orden mundial resulta incierta. Y si bien la pérdida de la hegemonía económica contrasta con la vigencia de su indudable poderío militar, también habrá que reconocer que resultará cada vez más difícil recuperar sus privilegios por vía de las victorias militares, tal como lo demostró la Guerra del Golfo Pérsico.
El grado de competencia entre Estados Unidos, Europa y Japón seguramente podría acentuarse, de tal manera que la organización de la economía mundial pueda volverse más polarizada. Pero también se puede esperar que las tendencias en el desempeño de estos tres bloques se equilibren y den lugar a un mayor grado de cooperación. 

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